Arte lugar

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Arte lugar era al principio el nombre de un juego que jugaba con Amelidia; se trataba, por decirlo así, de encontrar (sobre todo a la hora del recreo, en la escuela) el sentido de las cosas... de TODAS las cosas. Esto sólo era posible aguzando al máximo nuestros sentidos.

Por ejemplo: el día podía parecer completamente normal, un día común y corriente en la escuela, con las mismas cosas que veíamos toda la semana, pero poniendo un poco más de atención, uno se daba cuenta de que el movimiento de las hojas de los árboles estaba completamente sincronizado con la música de Motzart que salía de las bocinas de la escuela, que los insectos y los pájaros se movían con cuidado de no romper esa armonía y que una cortina ondeaba al viento celebrando todo eso. Y entonces todo lo que percibíamos se acoplaba perfectamente a esa armonía creando un sentimiento estético total: el lugar entero se había convertido en una complejísima obra de arte.

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El arte lugar pronto fue víctima del juego artero con Semperiva y pasó a designar los intentos arteros de desencadenar en el espectador una reacción similar a la descrita arriba. Es por necesidad un arte al aire libre y efímero, su principal objetivo es -como dice el manifiesto- invitar, o incluso obligar al espectador a abrir bien sus sentidos.